53.

Después de muchos achares, encontré la paz sobre tu espalda...
 estoy como en un vaivén de remolinos fuertes y dulces. El cielo acuarelable resuelve que esta noche serás proclamado entre mis piernas.
Ahora casi jubilosa de que me veas la nuca llena de flores para tu sexo. 
Agitada, jadeante, efímera, de fiesta, no hay vendavales que golpeen mis ventanas, ahora todo es sueño, y ese olor característico del tacto entre tu piel y la mía. 
Estoy casi de parpados cerrados, mirando lo eterno, palpando lo perenne del momento en que me penetras, comienza esa temporada de mis gemidos, ese mecanismo de tus dedos que me llevan a lo estrepitoso del sentir...
ay querido mio, mordeme las ganas, arrancame los deseos, dame ese nuevo mundo que dura un segundo, dame ese nuevo aire que llaman orgasmo, quiero calar mis viseras para sentir mas y arremeterme a ese punto en donde nos hacemos nudo para nuestro disfrute. 

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