Florencia

En este tiempo en donde la soledad golpea mis ojos ventanas, solo soy yo y un par de poemas agrios, en el vendaval ineluctable de ecos que martirizan mi mente roaz atiborrada de meláncolicos recuerdos. Soy solamente un árbol desplomado en medio de una ruta desierta, un rio de fuego que enmudece las lenguas injuriosas que maldicen aquellas horas en donde me veo en el espejo y no soy esa ancla que me rescataria de irme. Cielo inmutable, estruendoso lava con su témpera mi cálida armadura hecha de lágrimas, mártires del dolor que se siente al verme a mi misma coaccionando la daga con la que perforaré mis pupilas duras, corroídas por este cielo que enmudece mis gritos para salir limpio sin pecado.
Mi torso se encoje sublevado ante la fuerza del pasado que me ahoga en rios blasfemos y me arrancan las murallas que levanté en aquel tiempo donde todavía el miedo no me convertía en cenizas, estoy aqui con mi pecho amedentrado suplicandole  a la muerte que deje de mirarme, estoy aqui con mi corazón podrido de ese dios incidioso que juro nunca mas estaría sola.
Estoy reminiscente del cansancio que evoca arrastrarme para no perderme, Florencia, Florencia, Florencia suscito entre las nubes que descienden para cubrirme de lo marchito de la noche.


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