Limites persuadibles

Me desperté entumecida de belleza,
cruel histeria, 
sangre tristeza, 
brillantes tus pecas.
El girasol entre tus piernas. 
Tu calor bajo cero.

Me levante empañada de miseria,
cruel tu belleza,
el dorado de tu cabellera.
Maldita histeria.
No me deja soltarte, 
ni en la mañana
ni por las tardes.

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