Las manijas del reloj
musicalizan esta sombra,
oscuridad concisa
clava una aguja clandestina
que perfora mi retina,
estragando el sol
tronando las verdades.
Inicia una batalla
entre la luz
sedienta de vida y
la estratagema
de tu mente
necia de alquitrán.
Tenes la fortuna
de ser coetánea a mi luna,
colonizaste toda mi espina.
Consumí el arsénico
y el fino alambre
que nos unía me ahorcó,
tu imagen me atacó,
nítida foto de ese lunar,
expuesto a la luz de interior
El arco del violín
apoyado en mis arterias,
suena en son del rumor
de mis escritos,
de mi ardor.
Me desplomo sobre tinta.
Transcribo tu nombre,
inhalando tus miserias,
exhalando todo mi amor.
Estamos tan cerca de esta manera
libres de toda sentencia por honor.
Mi alma te inventa, inmersa
entre líneas te recrea,
vas traspasando mi piel
te rescato del papel,
Tus montañas me acarician otra vez,
Si te nombro, ¿desapareces?
El soneto va contorneándote
tras mis ojos vas acomodándote,
hubo astros en distancia,
en tu ausencia encontré mi casa.
La espuma de las olas me recibe,
Tu respiración conmigo sigue,
Inúndame,
cuantas veces quieras,
que estoy viva
y muy dispuesta.
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